De valores, desafíos y resultados


Fecha: 18-05-2015

Dice la teoría clásica de las organizaciones que éstas se crean para conseguir objetivos comunes y que, por tanto, los esfuerzos compartidos en los que se basan se realizan en aras de alcanzar una misión o arribar a una meta. Para ello se dotan de elementos como una estructura organizacional con reparto asignado de tareas, entre las que está la labor directiva, así como de recursos humanos, técnicos o financieros. Pero también dicen las teorías, las clásicas y las más recientes, que las organizaciones son las responsables de promover y transmitir valores  y que son estos los que generan cohesión e identidad en torno a ellas.

En estos dos años la COMJIB, como organización que es, ha tenido que lidiar con desafíos importantes procedentes de su entorno, principalmente la crisis internacional que redujo considerablemente sus recursos económicos.  Estos desafíos han tenido que afrontarse disponiendo de muy pocos de los recursos supuestamente imprescindibles de toda organización. Sin embargo, en estos años se ha seguido trabajando en pos en unos objetivos comunes y de una misión que ha permitido conseguir importantes resultados. Ello ha sido posible, fundamentalmente, por la combinación de dos elementos: las personas que han creído en él, que con su profesionalidad, su dedicación y su ilusión han ido dando vida al mismo y los valores que la definen, que en forma de recursos intangibles la han seguido alimentando.

Entre los primeros, creo que es justo destacar al equipo técnico de la COMJIB que ha tenido que trabajar intensamente en un contexto de incertidumbre poniendo de si mismos la motivación y la ilusión imprescindibles que requiere el trabajo en la COMJIB. También de sus expertos, la mayor parte de ellos no solo expertos, sino sobre todo personas comprometidas con la Justicia para aquellos que mas lejos la tienen. No menos importante ha sido el respaldo de muchas personas: de las máximas autoridades de algunos países y de ministerios y procuradurías, de técnicos, funcionarios y responsables de nivel medio de no pocas de estas mismas instituciones, así como de organismos de ayuda al desarrollo, tanto españoles como europeos o de algún otro organismos internacional, de integración regional o fundación internacional. De personas concretas, en suma, que han creído y consecuentemente han sostenido a este Organismo a través de sus acciones y sus gestiones.

Entre los segundos, el principal recurso intangible de la COMJIB son sus valores, especialmente el compromiso social y la solidaridad con los más débiles. El compromiso por ayudar, a través del apoyo a ciertas políticas públicas en el sector justicia y seguridad, a que muchas personas puedan vivir un poco mejor, a protegerlas, a defenderlas, aunque este apoyo sea marginal. Los valores de la solidaridad, del compromiso con los más desfavorecidos, con los que no tienen cómo defender sus derechos, con los que se ven amenazados por la violencia en todas sus formas, por condiciones de vida tremendamente duras como las de las prisiones, o por los que sufren las consecuencias de aquellos que vulneran y corrompen los principios democráticos y de convivencia. No olvidar que esta finalidad de la COMJIB es una obligación de todos, así como también evitar que intereses privados primen sobre la consecución de esta misión.

Destacar además que este trabajo se ha llevado a cabo sobre la base del conocimiento, de la excelencia, de la profesionalidad y del apoyo técnico de calidad. Eso se ha hecho contando con equipos de profesionales, con expertos de diferentes ámbitos y nacionalidades que han puesto su saber a trabajar en pro de los fines antes mencionados, comprometidos con el desarrollo de nuestros países a través de la mejora en la justicia y en la seguridad. Esto ha dado a la COMJIB uno de sus recursos intangibles indudables, el prestigio, la eficacia y eficiencia y en definitiva, la profesionalidad.

Entre estos valores también hay que resaltar el trabajo en red con los equipos de profesionales de todos los ministerios, facilitada por una sociedad de la información que nos une y nos acerca y que ha permitido construir una amalgama de compromiso, profesionalidad, confianza y solidaridad enormemente eficaz para intercambiar experiencias y para generar bienes regionales en materia de Justicia, en forma de acuerdos, convenios, protocolos, mecanismos o guías. El caso del Consorcio Institucional del Proyecto de Armonización de la Legislación Penal en Centroamérica es un buen ejemplo de ello.

Como consecuencia de todo lo señalado, en estos dos años se ha conseguido impulsar o consolidar importantes instrumentos jurídicos iberoamericanos. Entre ellos, se puede destacar la ratificación del Convenio iberoamericano para la utilización de la videoconferencia en la cooperación jurídica internacional; la firma del Convenio Iberoamericano sobre aseguramiento y obtención de prueba en materia de ciberdelincuencia, así como las Recomendaciones de tipificación de este importante conjunto de delitos que están socavando las bases de nuestra seguridad. En Centroamérica, y de la mano del SICA, se redactaron dos convenios regionales que se firmarán en breve: la Orden de Detención Centroamericana y el Convenio de cooperación reforzada en la lucha contra el crimen organizado transnacional, así como un Marco Normativo Armonizado de legislación penal en crimen organizado en torno al cual se están adaptando las legislaciones nacionales. De igual forma, en esta materia se ha avanzado en la elaboración de un Protocolo regional en la lucha contra la corrupción, de la mano del Programa EurosociAL, así como un Protocolo Regional de Investigación de Violencia de Género o de Atención a la víctimas de esta lacra. También se han generado una Normas Mínimas comunes a toda la región en materia de reinserción de personas condenadas, así como otros acuerdos regionales en esta materia que, si no hay novedad, serán aprobados en la próxima Asamblea Plenaria. También se han elaborado Recomendaciones para la Armonización de la Legislación en materia de drogas, o la adhesión a un Posicionamiento Común en materia de justicia juvenil; esto último en el marco del Programa Iberoamericano de Acceso a la Justicia.

También, durante estos dos años, se ha conseguido mejorar la capacidad de los gobiernos para responder a problemas esenciales en materia penal, de acceso a la justicia o de gestión penitenciaria. Así, se ha asesorado y apoyado la elaboración de nuevas normas penales, especialmente en materias esenciales: apoyo a la elaboración de legislación en ciberdelincuencia en Perú, Nicaragua, México o Brasil, sustento para las reformas o elaboración de nuevos códigos penales en Republica Dominicana, Costa Rica u Honduras, soporte para diversas reformas penales en El Salvador o Panamá… Se ha apoyado a los países, de la mano del Programa EurosociAL, en la puesta en marcha y mejora de programas de Mecanismos Alternos de Solución de Conflictos (MASC) en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Panamá, Nicaragua y Honduras, generándose un Portal MASC para facilitar el uso de estos mecanismos, estando en estos momentos apoyando la creación de una Red Latinoamericana de Mediación. Así mismo, se ha facilitado la implementación de los protocolos de investigación de los delitos de violencia de género y de atención a víctimas de estos monstruosos atentados a la dignidad. También se está apoyando, de nuevo con el apoyo de EurosociAL, a Colombia, Perú, Ecuador, Honduras y Costa Rica a mejorar la coordinación entre instituciones para combatir más eficazmente la corrupción, así como a trece países de la Región a implementar y desarrollar políticas diversas de inserción socio laboral para las personas privadas de libertad. El esquema de cooperación sur-sur y de cooperación triangular encaja como un guante en las acciones que se están llevando a cabo en estos ámbitos, y así ha sido recogido en los últimos informes de la Cooperación Sur-Sur de la SEGIB.

Todo lo anterior se ha venido realizando gracias a una gestión de recursos financieros transparente, eficaz y eficiente que ha pasado todos los filtros de las auditorias europeas e internas necesarias y que ha sido reconocida, incluso, a nivel de la UE. Asimismo se ha buscado coordinación y sinergia con otros organismos e instituciones, lo que ha supuesto no sólo una mejora en la eficacia para conseguir nuestros objetivos, sino en algunos casos también la posibilidad de mantener financieramente al Organismo en un contexto de transición brusca del modelo de financiación existente hasta el 2013 al que podamos establecer a partir de la próxima Plenaria. Entre estos socios con los que hemos trabajado debemos mencionar, especialmente, a la Cooperación Española (por medio de la AECID), a la UE o al SICA por su relevancia y entidad. El importante esfuerzo de movilización de recursos está dando ahora sus frutos, lo que esperamos que termine de cristalizar en breve; y todo ello se ha llevado a cabo sin dejar de apoyar a IberRed (Red Iberoamericana de Cooperación Jurídica), que reúne a ministerios de justicia, fiscalías generales y cortes supremas de todo Iberoamérica.

Esperamos que estos resultados de trabajo de la COMJIB y su desarrollo se vean impulsados y potenciados con un respaldo político necesario y por un liderazgo eficiente, cercano, creativo e innovador, pero que en ningún caso se vean empañados o incluso opacados por este proceso.

MARISA RAMOS
Coordinadora General
COMJIB